Que los niveles de inversión en publicidad están descendiendo no es ninguna novedad (la inversión publicitaria en España se sitúa en una situación de decrecimiento del -3,7% sobre los 10.858,8 millones de euros que se alcanzaron en el año anterior, según el estudio anual de Infoadex). Por ello, las estrategias de marketing se están especializando, y centrándose más en el consumidor, con una publicidad menos intrusiva, más personalizada y que aporta algún valor añadido. Así, se crea Branded Content, estrechamente relacionado con el storytelling, las comunidades de marca y el product placement.
El Branded Content parecer ser una manera eficaz de ofrecer entretenimiento e interactividad al usuario, utilizando Internet en gran medida para ello. Una forma de entender la comunicación publicitaria que no es nueva, en la que el formato audiovisual está destinado desde el momento de su creación a publicitar esa marca, aportando un contenido de formación, información y entretenimiento con el fin de transmitir sus valores a unos consumidores digitales, más exigentes con la publicidad.
La marca se encasilla como una parte más de esta experiencia, cuyo objetivo es entretener al consumidor y no venderle un producto. El contenido premia a las ventas, que ayudan a conseguir engagement con el consumidor si le convence lo que ve, lo que deriva en la fidelidad a la firma al asociar la marca al contenido. De este modo el mensaje no es intrusivo, no se nota, sino que es el propio usuario el que lo busca y comparte gracias a su base innovadora y sorprendente, las bases de su éxito.
Por ello, nos encontramos algunas situaciones en las que las marcas ni siquiera aparecen, y si lo hacen, no son las protagonistas. La mayoría de los vídeos virales son publicitarios, y no somos conscientes de ello. Y si no, aún nos quedan otros formatos como el advertainment, películas creadas especialmente por una marca, donde los productos o servicios tienen un papel fundamental en la trama. ¿Recuerdas a Felix Baumgartner y su salto? Pues batieron récords de streaming, atrapando a 7,1 millones de espectadores de todo el mundo, que no quisieron perderse el salto desde más de 39.000 metros y retransmitirlo en directo en Twitter. Pero, ¿sabías que detrás de todo esto estaba Red Bull? Al menos te darías cuenta de que su traje estaba forrado con el logotipo de la bebida.
El mensaje tiene que impactar y ofrecer un contenido de calidad y un momento de ocio únicos, que consiga que la marca invada el espacio del consumidor sin sentir que está consumiendo publicidad. Porque no lo está haciendo. Está disfrutando de su aportación, como lo hicieron la multitud de fans de David Beckham cuando el director de cine Guy Ritchie le puso a correr en calzoncillos por su barrio para la cadena de ropa H&M. https://youtu.be/il21FZu-IUY
Ante un prosumer cada vez más exigente, la clave está en descubrir cómo captar su atención para que comparta y se “enganche” a la marca, mimetizándose con la experiencia que le ofrece.
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