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Vacuna Mosaico: ¿Estamos ante el fin del VIH?

06/09/2021
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El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) está causado por el virus del VIH (existen dos tipos, el VIH-2 y el VIH-1, siendo este último el más común y el más virulento). Se trata de un retrovirus que infecta a las células propias del sistema inmunitario humano, en especial a los linfocitos T CD4+, los macrófagos y las células dendríticas, destruyéndolas de forma progresiva. Si la enfermedad se desarrolla, el paciente queda expuesto a numerosas infecciones tanto víricas como bacterianas, que son las que en última instancia, acaban terminando con su vida.

Existe confusión entre los términos VIH y SIDA

Una persona infectada por VIH puede no desarrollar SIDA siguiendo el tratamiento antirretroviral adecuado, acompañado de un seguimiento médico rutinario. La mayoría de los pacientes presentan una carga viral en sangre nula o casi nula y por ende, indetectable. No obstante, estas personas presentan anticuerpos formados contra el virus, recibiendo el nombre de seropositivos.

El virus se transmite fundamentalmente por contacto sexual vaginal o anal (los fluidos vaginales y el semen presentan una elevada carga viral), así como a través de transfusiones de sangre de pacientes infectados. También puede darse la transmisión vertical durante el embarazo a través de la placenta o de la leche materna. Durante años se ha difundido la creencia de que se transmite a través de la saliva, pero esto es totalmente falso.

En la actualidad, existe una vacuna preventiva contra el VIH en desarrollo, la Vacuna Mosaico, que debido a la pandemia del COVID-19 ha pasado totalmente desapercibida.

Siguiendo las huellas del VIH ¿Cómo comenzó todo?

Las investigaciones científicas sitúan las primeras infecciones en África central alrededor de las décadas de 1920 y 1930. Se cree que el virus cruzó la barrera entre especies y pasó de los chimpancés al ser humano, es decir, se trata de una zoonosis. No se sabe exactamente cuál fue el origen de la infección como tal, pero se intuye que este pudo haber surgido del consumo de carne de simios infectados con un virus similar, el Virus de Inmunodeficiencia en Simios (VIS).

Los años 80, la época dorada del VIH

El 5 de junio del año 1981 (siendo este año el 40 aniversario) se habló por primera vez del SIDA en una revista médica. En aquella época, en Estados Unidos se apuntó a los varones homosexuales y a mujeres transexuales como los principales responsables de la pandemia. Esto fue debido a la elevada incidencia de la enfermedad en estos colectivos, sumada a libertad sexual de la que gozaban desde finales de los 60.

Debido al desconocimiento y al miedo, las alarmas se dispararon y la discriminación se extendió casi tan rápido como la propia pandemia en sí.

Estructura del virus del VIH ¿Por qué puede con nuestro sistema inmune?

Hasta la fecha, todos los tratamientos se habían centrado en combatir la aparición del SIDA, ya que el desarrollo de una vacuna preventiva resultaba sumamente complicado debido a las características del virus.

El virus consta de dos hebras de ARN monocatenario idénticas que codifican tanto proteínas reguladoras como estructurales. Este genoma queda protegido por una envuelta proteica rodeada a su vez por una membrana lipídica.

La infección del virus está mediada por unas glicoproteínas, formadas por dos subunidades (gp41 y gp120), insertadas en la membrana externa a modo de espículas. La subunidad gp120 se une a receptores específicos de las células del sistema inmunitario humano, tras lo que la envuelta lipídica del virus se fusiona con la membrana celular. En última instancia el ARN vírico es liberado en el citoplasma de la célula huésped. La retrotranscriptasa vírica genera una copia de ADN a partir del ARN del virus, que se integrará en el genoma celular por mediación de la enzima integrasa. Si la célula es activada por algún estímulo externo, como una infección bacteriana, se dará comienzo a la transcripción del genoma vírico y por ende a la producción de nuevos viriones.

El desarrollo de una vacuna eficiente para el VIH paradójicamente se ha visto dificultado por un funcionamiento defectuoso de la transcriptasa inversa vírica. Durante el proceso de retrotranscripción, esta comete numerosos errores que se traducen en una alta tasa de mutaciones en los epítopos (aminoácidos de un antígeno reconocidos por el complejo de histocompatibilidad) . Esto provoca que el virus escape a la respuesta inmune específica. Si a los errores de la retrotranscriptasa sumamos además los frecuentes eventos de recombinación, se originan nuevos subtipos y virus mosaico que dejan al sistema inmune prácticamente sin munición ante esta encarnizada batalla.

Vacuna Mosaico: Una vacuna preventiva contra el VIH-1

En los últimos años, la filial Janssen de la compañía Johnson & Johnson se ha centrado en el desarrollo de vacunas eficaces contra el VIH. Estas reciben el nombre de Vacunas Mosaico. Se trata de vacunas de ARN basadas en un vector de adenovirus (vAd26) que codifica las secuencias de los epítopos optimizadas computacionalmente para capturar la diversidad global de las variantes del VIH-1.

Concretamente, los antígenos expresados en una de estas vacunas (Ad26.Mos.HIV) pertenecen a los genes Env, gag y pol (respectivamente codifican las proteínas de las espículas, proteínas estructurales del virus y proteínas implicadas en la transcripción y el ciclo vital del virus).

Las primeras fases de los ensayos clínicos de doble ciego, llevadas a cabo en 12 clínicas ubicadas en el este de África, Sudáfrica, Tailandia y Estados Unidos arrojaron resultados prometedores. Se demostró que la vacuna Mosaico desencadenaba una respuesta tanto humoral (producción de anticuerpos) como celular (actuación de linfocitos T). Los ensayos realizados en monos manifestaron unos resultados similares, tanto en la producción de anticuerpos como en la respuesta de los linfocitos T.

Desafortunadamente, en los últimos días, la compañía ha reconocido el fracaso de la vacuna en la fase IIb del ensayo, denominado ensayo “Imbokodo”. Tras probarse en mujeres africanas tan solo se alcanzó una protección del 25 % de las 2600 voluntarias. Concretamente se confirmaron 63 casos positivos en el grupo placebo, frente a 51 casos en el grupo de mujeres vacunadas.

No obstante, aun queda algo de esperanza.  La compañía Janssen mantiene otro estudio en pie que ya se encuentra en la fase III de su desarrollo. Esta vacuna mosaico es tetravalente para variantes de los genes mencionados con anterioridad. En este estudio se han pedido numerosos voluntarios entre los que se encuentran hombres cis género homosexuales o bisexuales y mujeres transgénero. Parte del mismo está siendo llevado a cabo en algunas ciudades españolas como Córdoba o Valencia.

Categorizado en: Biosanitario

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