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Neuralink: el ambicioso proyecto de Elon Musk para fusionar el cerebro humano con la Inteligencia Artificial

08/01/2021
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Neuralink es una start-up fundada por Elon Musk (también fundador de Tesla) y un equipo de expertos en neurociencia, biotecnología e inteligencia artificial.

El proyecto persigue integrar inteligencia artificial y técnicas de estimulación cerebral profunda para mejorar la capacidad de nuestro cerebro. Concretamente, el objetivo de la start-up es crear un “cordón neural” compuesto por conjuntos de “hilos” microscópicos (diez veces más pequeños que un pelo humano) y flexibles que albergan pequeñísimos grupos de electrodos (hasta 3,072 electrodos por conjunto) distribuidos en 96 procesos a lo largo de la superficie del cerebro.

Estos hilos son insertados o “cosidos” al cerebro gracias a un robot neuroquirúrgico, una especie de “máquina de coser” que se ha desarrollado para insertar hasta 196 electrodos por minuto evitando los capilares sanguíneos del cerebro. Todos estos hilos estarán conectados a un pequeño aparato situado presumiblemente sobre el oído, donde se volcaría la información recopilada.

Posteriormente, se podría exportar la información almacenada en el aparato a otros dispositivos externos, como ordenadores, por medio de un cable USB-C. Así, la idea es crear una especie de red de implantes, sensores y electrodos de tamaño microscópico que facilite la comunicación entre el cerebro y el exterior.

¿Cuáles serían los principales ámbitos de aplicación del cordón neural?

A pesar del entusiasmo de Elon Musk y su optimismo sobre la posibilidad de lograr esa cognición superhumana en pocos años, lo cierto es que el avance del cordón neural es lento y el mismo Musk ha tenido que retractarse sobre los plazos para el inicio de las pruebas con seres humanos. Además, diferentes miembros de la comunidad científica han pedido cautela y enfatizan que, aunque los resultados obtenidos por el equipo de Neuralink en este último año son interesantes y alentadores, se requiere una cantidad ingente de investigación para garantizar la durabilidad y seguridad del aparato. 

Principales ámbitos de aplicación de Neuralink

La idea es que este cordón neural sea usado, a la vez, como potenciador cognitivo y como interfaz. En un primer momento, la investigación se centraría en potenciar la corteza motora con la intención de tratar enfermedades neurodegenerativas graves, como el Parkinson, así como daños neurológicos que afecten las capacidades motoras.

Esta tecnología podría utilizarse para mejorar el control de prótesis o exoesqueletos, contribuir a una mejor rehabilitación en pacientes o, algo mucho más ambicioso, permitir a personas tetrapléjicas controlar dispositivos como el teléfono móvil o el ordenador directamente con el cerebro.

Algunas de estas ideas no son completamente nuevas, puesto que otras/os investigadores ya han explorado la forma de ayudar a los pacientes con lesiones en la columna vertebral transmitiendo señales desde el cerebro a la médula espinal para restaurar algunos movimientos en las extremidades.

Explorando los rincones ocultos del cerebro

La intención de Neuralink es explorar también otras zonas del cerebro, como la corteza visual o la auditiva, lo cual podría tener aplicaciones en el tratamiento de otras enfermedades neuropsicológicas. Elon Musk promete que se podrá curar la ceguera cortical e incluso potenciar la memoria, contribuyendo así al tratamiento del Alzheimer. No obstante, es importante recordar que estas promesas no reúnen aún suficiente apoyo empírico como para tomarlas en serio, quedando así delegadas al campo de la especulación.

Aunque estas posibilidades clínicas están aún lejos de ser alcanzadas y requieren de mucha más investigación, son más realistas que el segundo objetivo de Neuralink: la mejora cognitiva del ser humano y la fusión del cerebro con las máquinas. Según el fundador de Tesla, será la única forma de evitar que la inteligencia humana sea superada por la inteligencia artificial. Esta simbiosis cerebro-ordenador permitiría, por ejemplo, descargar y almacenar todos nuestros recuerdos en un dispositivo externo para poder recuperarlos más tarde, reproducir música directamente en el cerebro, así como potenciar funciones cognitivas como la atención, el razonamiento, o la memoria.

Neuralink: ¿Mucho ruido y pocas nueces?

Todas estas promesas tan llamativas parecen más cerca de la ciencia ficción que del avance científico real. La investigación en Neuralink aún no está lo suficientemente madura como para poner sobre la mesa estos objetivos. De hecho, en la última presentación en septiembre de 2020, anunciada como una demostración del primer dispositivo operativo para integrar el cerebro (de un cerdo) con un ordenador, Elon Musk describió el dispositivo como una Fitbit implantada en el cerebro que permitirá registrar la actividad cerebral y enviarla a un dispositivo externo para su codificación, análisis e interpretación (algo muy alejado aún de esa cognición superhumana).

Durante la presentación, se mostró a una cerda (Gertrude) que tenía implantado un conjunto de microchips en el cerebro y se registró en directo la actividad cerebral del animal cuando le acariciaban el hocico. También se mostraron otros dos cerdos, uno al que no se le había realizado el implante (control) y otro al que se le había extraído el implante previamente colocado. Así, se pretendía mostrar que la implementación y extracción del implante no tenía efectos perjudiciales sobre los animales. Teniendo esto en cuenta, distintos analistas (y el propio Elon Musk) han sugerido que el verdadero objetivo de la presentación era reclutar a investigadoras/es, inversoras/es y voluntarias/os para poder desarrollar el proyecto.

Hasta el momento, parece que Neuralink no pone sobre la mesa una tecnología revolucionaria, sino que ha reunido en torno a una idea llamativa y novedosa diversos avances que ya se están produciendo en la actualidad en disciplinas como la neurociencia y la biotecnología. No obstante, en lo que sí parecen coincidir las/os expertas/os es en que Neuralink ha logrado un impulso en el campo gracias a la creación del robot neuroquirúrgico y a las mejoras de diseño que abren la puerta a la implantación de un gran número de electrodos de forma permanente en el cerebro y con conexión inalámbrica con el exterior.

¿Dónde queda la ética en proyectos como Neuralink?

En el hipotético caso de que la investigación avanzara rápidamente en el sentido que plantea Neuralink, cabe tener en cuenta las limitaciones éticas que suponen este tipo de avances, sobre todo en relación con la “mejora artificial” del cerebro como un servicio más para el consumo humano.

Para empezar, el estado actual del conocimiento no nos permite determinar las consecuencias que tendría la estimulación cerebral permanente y fuera de un contexto clínico. Además, investigaciones previas han mostrado que la potenciación de unas funciones cognitivas con Estimulación Magnética Transcraneal (una técnica de estimulación cerebral no invasiva) se produce a costa de disminuir la actividad de otras funciones cognitivas (Iuculano y Cohen, 2013). Otros estudios incluso muestran que la estimulación en zonas temporoparietales del cerebro afectan la capacidad de realizar juicios morales sobre actos de violencia intencionada (Young, Camprodon, Hauser, Pascual-Leone y Saxe, 2010). En ese sentido, estamos a años luz de poder controlar todos los riesgos, a corto y largo plazo, que puede suponer este tipo de implantes en cerebros sanos.

¿Podrían todos los grupos sociales mejorar sus capacidades cognitivas a través de la tecnología?

Por otro lado, la posibilidad de mejorar el cerebro también conllevaría un coste social, ya que sólo podrían acceder a esta posibilidad quienes tengan los recursos económicos suficientes para costearla. De darse este escenario, se incrementaría la desigualdad económica y social dentro de una sociedad determinada (entre quienes pertenecen a un estatus socioeconómico privilegiado y quienes pertenecen a un estatus socioeconómico desfavorecido) y de forma internacional entre los países que acaparan la mayor parte de la riqueza mundial y los países más empobrecidos.

En suma, Neuralink presenta una idea llamativa con la que promete mejorar la calidad de vida de las personas. No obstante, la mayor parte de los objetivos del proyecto están aún muy lejos de poder alcanzarse y, de hacerlo, implicaría necesariamente una reflexión moral, legal, económica y/o social.

Categorizado en: Informática y TICS

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