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Violencia de género en la Unión Europea

Violencia de Género en la Unión Europea

06/03/2014
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Coincidiendo con la celebración el próximo 8 de marzo del Día Internacional de la Mujer, la Agencia Europea de los Derechos Fundamentales ha hecho públicos los resultados de un estudio sobre la Violencia de Género en la Unión Europea (Violence against women across the EU) Los datos que se han obtenido en dicha encuesta son sencillamente terribles. Si además como se afirma en el propio informe, se parte del presupuesto de que en este tipo de fenómenos de violencia contra la mujer no se llegan a conocer en su totalidad(porque no todos se denuncian o se admiten en público por ejemplo) entonces tendríamos que subir un peldaño más en la escala, el adjetivo terrible se queda corto.

Datos obtenidos en el estudio…

Estos son algunos de los datos obtenidos en dicho estudio que se pueden consultar por países o franjas de edad por ejemplo (detrás de cada cifra que componen el total está la historia de una mujer, con nombres y apellidos): 62 millones de mujeres han sufrido violencia física o sexual, 100 millones han sido acosadas sexualmente, 80 millones han sufrido violencia psicológica, a 10 millones les han prohibido salir de sus propias casas, 10 millones han sido violadas y medio millón han sufrido mutilación genital. En el informe no se dice nada de las que han sido asesinadas, en todo caso también son demasiadas.

Insisto: hablamos de la Unión Europea, de nuestra confortable, tranquila, segura, civilizada y organizada Unión Europea, no son datos de ningún país de los que denominamos del Tercer Mundo, donde muchos europeos consideran que están a medio civilizar y no se puede salir a la calle cuando oscurece.

Resulta que en esta misma Unión Europea donde nos preocupamos de regular el tamaño, el color y la leyenda de las advertencias en las cajetillas de tabaco o de los colores que indican el nivel de protección de una crema solar (por el bien de nuestra propia seguridad y salud claro), descubrimos que más de la mitad de las mujeres que viven aquí, han sido víctimas de algún tipo de acto de violencia a lo largo de su vida. Y no se trata de actos de violencia derivados por un malentendido en una discusión de tráfico que se va de las manos.

El 97% de agresores son hombres

No, no se trata de eso, han sido objeto de actos de violencia simple y llanamente por ser mujeres, sólo porque un hombre pensó que por ser hombre era mejor que ella, o que era su propietario o algo así.  (El 97 % de los agresores, según el mismo informe son hombres, a falta de un término que defina con mayor precisión este tipo de espécimen por ahora no queda más remedio que llamarlos hombres).

Estos datos sencillamente dan vergüenza, como europeo y como ser vivo en general. La verdad es que dan auténtica vergüenza.

Desde el punto de vista biológico, partamos del hecho de que todo animal (incluyendo el humano) es agresivo en determinadas circunstancias, que tradicionalmente se han considerado como tres: autodefensa, necesidad de alimento y aseguramiento de la descendencia. Los actos de agresividad en estas situaciones suelen ser considerados como “actos naturales” por la ciencia, están insertos en el código genético de todas las especies animales y son parte de un proceso evolutivo de adaptación a un entorno natural hostil. En principio podríamos suponer que gran parte de estas situaciones han sido controladas o eliminadas por la Civilización y que esos actos agresivos no serían necesarios en nuestra sociedad actual, que para eso nos consideramos los únicos animales racionales del planeta. Pero esto no es así.

Los actos de violencia

Ahora partamos de otro hecho, se consideran los actos de violencia como los actos agresivos que no se encuadran en esas tres situaciones mencionadas (no se hacen por autodefensa, ni para conseguir alimento, ni para asegurar a la descendencia), son actos de agresividad que van más allá de ese mecanismo de adaptación natural, son algo cultural y son un comportamiento deliberado (de-li-be-ra-do, que este concepto quede claro) que partiendo de un ser determinado provoca daños físicos o psicológicos a otros seres. Hay una diferencia más entre agresividad y violencia. Todas las especies animales como hemos dicho pueden ser agresivas en determinadas circunstancias, pero sólo una especie animal es capaz de ejercer la violencia, esa especie es la humana.

Triángulo de la Violencia según Johan Gatlung

Todos los actos de violencia descritos en el informe mencionado,  son lo que el investigador noruego Johan Galtung denominó como Violencia Directa, en su célebre Teoría del Triangulo de la Violencia. Para Galtung la Violencia Directa física o verbal y visible para todo el mundo es la parte que se ve de un iceberg con forma de triángulo que tiene en su base a la Violencia Estructural y a la Violencia Cultural. Fuerzas y estructuras invisibles pero no por ello menos violentas, de hecho según esta teoría son las raíces invisibles de la violencia visible.

La violencia cultural

Con la Violencia Cultural Galtung se refería a todos aquellos aspectos culturales que legitiman o aprueban la violencia, a través del Derecho, la Religión, la Filosofía, la Economía, etc. Son todos esos “valores” que se asumen desde la infancia sin darnos cuenta, que constituyen lo que se considera como la “normalidad”  y que se utilizan para legitimar las posturas más fanáticas posibles en materia económica, religiosa, política o en el caso que nos ocupa de las relaciones de género. Son los mecanismos culturales que permiten a ciertos individuos el justificar las guerras de religión, la pobreza del Tercer Mundo o el “algo habrá hecho” entre otros ejemplos.

Pero la peor, según Galtung, es la Violencia Estructural. Con ella se refería a todo el conjunto de estructuras tanto físicas como organizativas en las que sistemáticamente una de las partes del conflicto se impone siempre a costa de la otra. Es cuando una etnia arrasa a otra, cuando una clase económica domina a otra, cuando una nación invade a otra o cuando un género se impone al otro. Es cuando cualquier grupo social (en el término amplio de su significado) utiliza cualquier tipo de mecanismo a su alcance, para imponerse sobre otro grupo social e impedirle con ello su bienestar, su identidad, su libertad o su simple supervivencia.

Hacia la violencia estructural

Se trata de todo ese entramado que se ha ido vertebrando a lo largo de la historia y que permite a las sociedades justificar que unos pasen hambre y otros no, que unos pocos lo tengan todo y otros muchos no tengan nada. Es el mismo entramado que permite la imposición del patriarcado más rancio, que hace que lo masculino se imponga siempre a lo femenino.  Esta violencia estructural está presente de forma continua en nuestra vida diaria y generalmente es muy difícil de identificar y de combatir. Otras veces se nos presenta de forma muy clara, son expresiones que escuchamos todos los días a nuestro alrededor o en los medios de comunicación, perpetradas en muchos casos por individuos, que en muchas ocasiones para mayor gloria nacional cobran su sueldo de nuestros impuestos. (Abran cualquier periódico o busquen en Internet y sabrán a qué nos referimos).

Es  necesario ratificar el convenio de Estambul 2011

Dicen desde la Agencia Europea de los Derechos Fundamentales que el objetivo de este informe no es señalar con el dedo a los países, sino aconsejarles sobre las líneas maestras a seguir, como por ejemplo ratificar el Convenio de Estambul de 2011,  el primer acuerdo regional vinculante para la lucha contra la violencia de género y que por cierto sólo han firmado hasta la fecha Austria, Italia y Portugal.

Es un noble objetivo. Pero a lo mejor ha llegado el momento de dejar de aconsejar tanto y de empezar a señalar con el dedo, pero no a la víctima que es lo que se ha hecho siempre, sino al que la agrede. A lo mejor ha llegado el momento de hacer algo de verdad, de impedir de una vez por todas que el que se cree fuerte abuse del que cree que es más débil y de no dejar que lo haga más. A lo mejor es el momento de que ninguna ofensa se quede sin su justa respuesta. A lo mejor es el momento de llamar a las cosas por su nombre y de decir que la situación global que describe este informe en nuestra idílica Unión Europea da vergüenza. Rectifico: no es vergüenza lo que da, lo que da sencillamente es asco.

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