En una reunión de licenciados europeos, el español le pregunta al alemán: ¿Qué desea tomar, señor?
Buenas nuevas desde Alemania. Nuestra ministra de empleo, Fátima Bañez y su homóloga alemana, Ursula Von der Leyen, acaban de firmar uno de esos acuerdos (o memorando de entendimiento) que dan por sentado que España no es Uganda. El compromiso adquirido se basa en la cooperación e intercambio en materia de empleo, o lo que es lo mismo, en ofrecer “trabajo” a 5000 jóvenes en puestos de trabajo cualificados y formación profesional dual.
Según Fátima la prioridad se basa en la creación de empleo, especialmente el juvenil. Datos del ministerio cifran en 43.548 empleados los dados de alta en el sistema de seguridad social alemán. El acuerdo, por otra parte, implica un compromiso bidireccional.
Del otro lado la ministra alemana subrayó la dificultad del momento en el reino de España, y quiso dar esperanzas al comparar la situación con la propia hace 10 años.
De sabor agridulce, la noticia contrasta dos realidades: la de aquellos que tendrán una oportunidad de prosperar lejos de su patria, y la de los que tendrán que seguir esperando su oportunidad en ocasiones viendo cómo pasan sus años mas productivos.
Para quitarse la boina.
Grande entre los grandes, Don Alfredo partió no hace mucho para no volver. Pero ahí está, clavado en el subconsciente de cada uno de nosotros, su capacidad para plasmar el sentir de una generación que reflejada en su filme, petate en mano y boina en cabeza, debió de partir en pos de un futuro mejor lejos del país que los vio nacer.
Aquella sobrecogedora emigración de los años 70 trajo consigo el desarrollo y modernización en todos los sentidos a un país estancado, en lucha constante con el quiero y no puedo que la agonía de la dictadura ni supo ni quiso enderezar. Sin embargo lejos quedó la emigración masiva del peón gallego, campesino andaluz o parado murciano. Hoy, el que se va, es el físico gallego, el ingeniero andaluz, y el políglota murciano.
Si hace pocos días conocíamos la noticia de como una de las mentes más brillantes del país no tenía cabida en nuestros laboratorios, hoy esta noticia debería de hacernos reflexionar. Un deporte, pensar y reflexionar, cada vez mas de riesgo. Reitero lo que vengo pensando desde hace mucho tiempo. Estas medidas no dejan de ser como el dedo que tapa el sol.