Inmersos en un ambiente apagado y sin grandes expectativas puestas en el largo plazo, el estado de ánimo de los trabajadores es un punto que preocupa a muchas empresas. Cuando el clima en el trabajo no se asienta en el compromiso y la motivación del capital humano, es difícil desarrollar proyectos y promover el aprendizaje interno que mejore el desempeño organizacional. La formación juega un papel clave en la mejora del rendimiento, pero hay algunos conocimientos que son difíciles de explicar con la teoría. ¿Qué método se puede usar para inculcar conceptos tan abstractos como el liderazgo o la motivación? El Outdoor training es la solución ideal.
Está comprobado científicamente que aprendemos el 20% de lo que escuchamos, el 50% de lo que vemos y el 80% de lo que hacemos. El outdoor training es un sistema de formación ideal para el desarrollo de habilidades y aptitudes que son difíciles de impartir teóricamente.
¿Qué es el Outdoor Training y cómo funciona?
El Outdoor Training (o en español, Aprendizaje Vivencial o Experiencial) persigue potenciar las habilidades laborales y personales de los trabajadores mediante una metodología vivencial basada en el aprendizaje a través de la experiencia directa. Se trata de potenciar nuevas competencias que puedan ser aplicables en el ámbito laboral mediante “retos” o actividades en espacios abiertos.
Con este tipo de programas, los empleados aprenden a trabajar en equipo fuera de las puertas del trabajo, a establecer lazos de conexión mucho más fuertes y a mejorar el flujo de comunicación gracias al ambiente que proporciona un lugar ajeno a las tensiones de la oficina y las jerarquías organizativas. Ante un escenario nuevo y extraño para todos, los componentes se encuentran en el mismo nivel de incertidumbre e inseguridad y se ven presionados a encontrar la mejor solución para la situación que se les presenta.
Los programas están totalmente personalizados y adaptados a las necesidades particulares de cada empresa, y el abanico de posibilidades es infinitamente extenso, pudiendo optar por escalar una montaña, construir un iglú en la nieve o competir en una yincana entre otras.
La riqueza que se obtiene de este tipo de experiencias impacta de manera positiva en los participantes. Todo el aprendizaje es reciclado para la vida laboral, de forma que el proceso productivo se enriquece.
Aunque en España todavía no se usa demasiado, cada vez más empresas incorporan esta metodología a sus programas de formación continua.