Según las previsiones divulgadas anteayer en un comunicado de la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur), la inestabilidad política que sacude desde hace ya varios meses Egipto y Turquía puede hacer que España reciba unos 700.000 turistas más este año.
La crisis sociopolíticas que están teniendo lugar actualmente en Turquía y Egipto, dos destinos de sol y playa competencia directa de España, han hecho que las devastadoras previsiones para el sector turístico nacional en 2013 hayan mejorado notablemente. Según las estimaciones calculadas inicialmente, el PIB turístico español experimentaría este año una caída del 1%. Debido a la situación de inestabilidad en la que se encuentran estos dos países mediterráneos se cree que finalmente la contracción será sólo del 0,4%. Podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que un año más el turismo será la actividad económica clave de la economía española, a pesar de su recesión. En ese sentido, Exceltur estima que el “redireccionamiento” de demanda extranjera de los países mediterráneos sujetos a inestabilidades geopolíticas, aportará 0,5 puntos al PIB turístico, lo que probablemente se traducirá en 726.000 turistas extranjeros más que visitarán España durante este verano, generando unos ingresos extra de 626 millones de euros.
Frente a estos datos alentadores, el 25,5% de los empresarios turísticos españoles esperan mejorar su facturación y el 38,7% de ellos mantener, al menos, las ventas del año pasado. Los destinos vacacionales que más se beneficiarán de esta situación son los que tradicionalmente concentran una mayor demanda extranjera (Baleares, Canarias, Cataluña y Andalucía). En contraposición, en los destinos del interior del país y en las demás áreas costeras, más dependientes de la demanda interna, se esperan nuevos descensos en la facturación global.
Frente a la caída del turismo nacional, el extranjero intensifica su crecimiento, tanto en términos de llegadas como de ingresos generados, gracias al efecto de la citada inestabilidad en el norte de África, el crecimiento del consumo en los principales mercados de nuestro país (Reino Unido y Alemania) y el aumento de turistas llegados de mercados emergentes con un poder adquisitivo más elevado (como el ruso y el nórdico).