Qué precios. Me lo quitan de las manos. Nuestro querido comisario de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, el señor László Ándor acaba de soltar el bombazo informativo de la semana: “El contrato único abierto”.
Según László, el nuevo tipo de contrato conllevaría beneficios que ni el descubrimiento de la penicilina en 1928. Y es que se le suponen bondades tales como creación de empleo, freno a la destrucción de los puestos de trabajo, y sobre todo un énfasis en el desempleo juvenil.
¿Qué es el contrato único?
Pues para aquellos que algún día vieron la del señor de los anillos, sería algo así como un contrato para gobernarlos a todos. Se trataría de una modalidad única de contrato indefinido que afectaría a todo el mundo por igual. Bueno para aquellos que andan año tras año bajo el paraguas de los contratos precarios, malo para los que consiguieron cierta estabilidad laboral.
Como característica principal, se le presupone una indemnización creciente en el tiempo. La protección media aumenta, y la dualidad, se extingue. Fácil. Así, la protección por despido tanto procedente como improcedente se acorta pasando de los 33 ó 20 días a los 8 ó 12 con las nuevas contrataciones (a excepción de la antigüedad). Muy fácil.
Bien es cierto que existen más de 43 modalidades contractuales en nuestra legislación laboral, y esto se traduce en una autentica maraña legislativa, cuando en la práctica tan sólo se utilizan 6 ó 7 tipos de contratos en las empresas. Difícil. Muy difícil.
Reacciones.
Desde el gobierno, tanto la ministra Fátima Báñez como Rajoy, insisten en que la propuesta europea no entra dentro de sus planes. Pero tampoco entraba en sus planes otras tantas reformas y subidas de impuestos y cada viernes da pánico abrir un periódico.
Por su parte, el ministro de economía, Luís de Guindos, aunque a favor, prefiere no pronunciarse y seguir las directrices que le marcan. A mandar.
Ni oposición, ni sindicatos, ni patronal… nadie, y esto es realmente lo extraño, está a favor de la citada reforma por diferentes motivos aunque UPyD sí que lo ha respaldado ya que incluso entró como una de las principales propuestas en la anterior campaña electoral.
Ni me fío, ni desconfío. Pero los experimentos con gaseosa. Porque vamos ya camino de los 6,3 millones de parados y cada vez que nos “recomiendan” algo desde arriba aquí, abajo, donde la economía real es la protagonista, hay gente que en pleno siglo XXI está pasando necesidades hace muy pocos años impensables.