La igualdad en el sistema educativo español ha sido desterrada. A todos los niveles, pero donde más se aprecia es en el nivel superior de enseñanza universitaria. Según en qué comunidad autónoma estudies, tu matrícula puede ser aceptable o desorbitadamente cara, como es el caso de Madrid. Como ejemplo, estudiar Derecho en la Comunidad Autónoma de Madrid es un 174% más caro que estudiarlo en la Comunidad Autónoma de Galicia. ¿Cómo es posible esta desigualdad tan exagerada en las tasas de matriculación según el territorio en el que decidas estudiar?
La respuesta está en las últimas reformas educativas del ejecutivo español, encabezadas por el ministro de educación José Ignacio Wert. Con el cambio normativo aprobado en abril del año 2012, el Real Decreto-Ley 14/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo, se dio carta blanca a los Gobiernos autonómicos para que estableciesen la subida de tasas que considerasen oportuna. Así se explica que autonomías como la de Madrid hayan protagonizado la subida más alta, convirtiéndose en la comunidad autónoma en la que estudiar un grado por la universidad pública resulta más caro, y se espera un nuevo aumento del 20% para el curso próximo.
En términos generales, podemos diferenciar entre dos grupos de autonomías atendiendo al coste de las tasas universitarias. Por un lado encontramos que los estudios de grado se han encarecido considerablemente en la ya citada Madrid, en Cataluña, en Castilla y León y en la Comunidad Valenciana, mientras que estudiar en Galicia, Cantabria o Andalucía sale mucho más barato. La diferencia económica con la subida de tasas no tiene precedentes, pasando a pagar de 843 a 1.620 euros para carreras de Ciencias Sociales y Humanidades, por ejemplo. Para ampliar esta información en comparativa del coste de las matrículas en las universidades públicas de España puedes pinchar aquí.
¿Cuáles son las consecuencias de esta desmesurada e inmoral subida de tasas? El pasado curso, alrededor de 30.000 estudiantes universitarios estuvieron al borde de la expulsión por motivos de morosidad. Tengamos en cuenta que, de forma paralela a la subida de tasas, se ha puesto en marcha un proceso de endurecimiento de los criterios de acceso a una beca de ayuda al estudio. Y, por supuesto, más te vale ser un buen estudiante, o no podrás hacer frente al pago de asignaturas de segunda matriculación (por no decir tercera, cuarta…). Totalmente de acuerdo en que no se premie con dinero público al que no estudia ni se esfuerza, pero totalmente en desacuerdo con respecto a que seamos los ciudadanos de a pie, la clase media, los únicos en asumir las consecuencias de la crisis. Si quieren una España unida, ¿por qué reman en dirección opuesta al pueblo? Cada día se hace más evidente que tu estatus social únicamente depende del tamaño de tu cartera. Solo serás escuchado si puedes pagar la audiencia.
Muchos optan por el cambio ante la falta de recursos, y enfocan su carrera hacia otras alternativas, como la Formación Profesional. No obstante, algunas universidades han encontrado la forma de “ayudar” a aquellos alumnos más desfavorecidos, con mecanismos como la fracción del pago hasta en 10 plazos, el empleo de fondos propios para conceder ayudas al estudio o, como en el caso de Cataluña, la compensación económica a alumnos que pagan en proporción a su renta.
Citando a Confucio, “donde hay educación no hay distinción de clases”. En España, la educación deja de ser un derecho recogido en el artículo 27 de la Constitución de 1978, y pasa a ser un privilegio únicamente alcanzable por la élite social. ¡Es cuestión de tiempo!