¿Qué falla en nuestro sistema educativo? Esta pregunta puede dar pie a un debate extenso, en el que surjan multitud de factores que nos hagan pensar que no es un elemento sólo el que influye en la problemática educativa en la que nos hayamos inmersos.
Si bien es cierto que últimamente se ha hablado mucho de los docentes, la importancia de los padres en la educación de sus hijos es fundamental. ¿Tenemos tiempo para educar a nuestros hijos?
Muchas de las quejas de los docentes están relacionadas con la escasa participación de los padres en la institución escolar. Esto no quiere decir que los progenitores se despreocupen o “pasen” de lo que ocurre en clase, pero siendo sinceros y entonando el mea culpa, quizá no estaría de más examinar hasta qué punto fluye la comunicación entre la escuela y la familia.
Parece que no somos conscientes de que ambos agentes socializadores son la base fundamental, la piedra angular sobre la que se construirán los aprendizajes futuros, la personalidad, la manera de ver la vida, el modo de vivir…en conclusión todo lo que da sentido a la existencia humana.
Puede parecer muy tremendista o existencialista esto que os estoy contando, pero si sois profesores o padres entenderéis que muchos de los comportamientos inapropiados o disruptivos, el rendimiento escolar, el interés del niño…están en la mayoría de los casos condicionados por la escasa o nula comunicación directa que existe entre docentes y padres.
Esto deriva en dos problemas:
–La queja de los padres porque sus hijos no rinden, no se comportan como deberían. No entienden qué ocurre en esas aulas que le parecen tan lejanas, lugar de “trabajo” de sus hijos y a las cuales muchos de ellos únicamente entran al final de cada curso.
–La queja de los profesores por la poca participación de los padres y el peso que tienen que soportar por tener que verse en muchos casos como figuras de referencia. Si bien es cierto que no se sabe muy bien qué soluciones se ponen desde la institución escolar para poder resolver esta problemática.
¿Cuál es la solución? Quizá la solución pase por facilitar a los padres el acceso a los centros, por crear una red de colaboración entre docentes y padres, por cambiar la perspectiva del sistema educativo en general y comprender que es necesaria el trabajo conjunto de ambos agentes. Puede que la solución se escape de las manos de profesores y padres o puede que necesite de reformas más amplias y en esferas más altas. Lo que sí es cierto es que de obligatoria necesidad y que la educación de hoy es el futuro del mañana.
La solución propuesta es muy buena y soy partidaria de ella, pero en muy pocos centros se lleva a cabo, es verdad, que en aquellos centros que se realiza, evidentemente, no todos las familias se involucran del mismo modo, pero las que se involucran, cuando sus hijos pasan a etapas educativas posteriores esa comunicación, unión y colaboración con el centro la añoran.Por otro lado y a linea de lo argumentado por María Sierra, uno de los grandes problemas es que las familias “culpan” a los profesionales de educación, los profesionales a las familias, derivando en: ni con uno ni con otro, cuando deveria ser trabajo de los dos (la familia porque es su hijo y los profesionales porque es la profesión que hemos elegido y a veces nos olvidamos de lo más basico, y quizás es mucho más importante aquello que damos por supuesto, que estar desde las primera etapas de infantil en una silla 5/6 horas sin moverse atendiendo al docente )En definiva, si ambas partes trabajasemos con nuestros hijos y/o alumnos, si existiesen muchos mas centros donde las familias puedan participar de la labor educativa y si cambiasemos la metodología en las aulas igual podriamos obtener cambios.
María estoy totalmente de acuerdo con la reflexión que haces. Es un poco un resumen de lo que he querido transmitir en el post. Por su respuesta intuyo que es profesora o que al menos está relacionada con el mundo de la educación. Supongo que por eso mismo entiende mejor la encrucijada en la que se debaten muchos profesionales de la educación que son padres al mismo tiempo.
Lleva razón respecto a lo que dice de la comodidad del docente, llega un punto en el que el docente se acomoda y por diversos motivos cae en la rutina de la docencia, es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan estos profesionales, bajo mi punto de vista.
En conclusión apoyo y estoy totalmente de acuerdo con su aportación, gracias por comentar y participar en nuestra revista, de este modo contribuye a mejorar la calidad de los posteriores post y en general de toda la revista.
Un saludo.