Los neonatos por el hecho de haber nacido antes de 9 meses, tiempo necesario para el desarrollo embrionario, necesitan cuidados especiales. Estos cuidados se basan en una serie de intervenciones por parte de los sanitarios y por la familia, siendo este conjunto una unidad de atención fundamental para el crecimiento y desarrollo.
Uno de los métodos que se ha instaurado en España desde hace relativamente poco es “Madre Canguro”, que se define como el método que proporciona cuidados que se basan fundamentalmente en el contacto de piel a piel entre el neonato y la madre. Este método proporciona grandes ventajas tanto para el neonato como para la madre creando, además de mejoras sobre la salud, un vínculo especial madre-hijo. Digamos que este método crea una atmósfera en la que se aportan cuidados como si estuviera en la incubadora pero con el contacto de una madre o padre.
Tiene su origen en 1979 cuando los doctores Edgar Rey Sanabria y Héctor Martínez del Hospital de San Juan de Dios de Bogotá (Colombia) preocupados por la falta de incubadoras para proporcionar los cuidados a los recién nacidos pretérmino, se les ocurrió que los propios padres proporcionaran esa atmósfera de cuidado y calidez, añadiendo el cariñó y el afecto. Además, podían amamantarlos, mantener ese vínculo establecido durante los 9 meses y se sobre añadía que aprendieran a proporcionar los cuidados necesarios con la finalidad de continuarlos en el domicilio y poder dar altas hospitalarias de forma precoz.
Entre los beneficios que produce se encuentra el control de la temperatura corporal, reduce los episodios de apnea y disminuye el riesgo de infecciones, favorece la lactancia materna, permite, disminuye la estancia hospitalaria y fortalece el vínculo madre/padre/hijo ofreciendo a su vez que los progenitores tomen un papel protagonista en este trayecto.
El método canguro tiene fundamento en la unión que hay durante la gestación en la que el feto crece en un sistema psicosomático cerrado e inseparable. Cuando se produce un parto prematuro, se experimenta por ambas partes un separación el uno del otro y ese sistema psicosomático se rompe de forma abrupta, rompiendo el desarrollo de maduración del niño naciendo antes de tiempo. Por ello el niño y la madre necesitan de ese contacto y de esa proximidad de forma que se continua mediante la lactancia materna y además contribuyendo al desarrollo emocional y sensorial.
Utilizando esta terapia, y en comparación de la supervivencia que se obtenía cuando las enfermeras se ocupaban única y exclusivamente del cuidado de los neonatos, es mucho más elevada aunque hoy por hoy todavía existen otros factores de riesgo que afectan a los niños muy importantes, como por ejemplo, las infecciones, reciben multitud de estímulos sonoros y táctiles agresivos para ellos durante las intervenciones de los cuidados, exploraciones físicas, realización de pruebas diagnósticas, extremada luz, etc.
Desde la unidad de cuidados intensivos pediátricos donde se brindan los cuidados a los neonatos, se instauran medidas para mejorar las condiciones de atención y cuidados aumentando la supervivencia y las alteraciones que suelen aparecer debido a su inmadurez de desarrollo, como alteraciones sensitivas, motoras, cognitivas y de conducta. Para contrarrestar y minimizar estas alteraciones que afectan de forma exponencial debido a la gran vulnerabilidad a los factores ambientales estresantes, se toman medidas parar minimizar los ruidos, proporcionar oscuridad, e implicar a los padres en el cuidado mediante este método de piel a piel. Con éstas medida se obtiene una atmósfera lo más parecida a la del interior del vientre de la madre durante el periodo del embarazo.